Solo el seis por ciento muestra tendencias crecientes, el 39 están estables y el estado del otro siete por ciento aún se desconoce, precisó el estudio realizado en base a datos de la «Lista Roja» de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Los resultados reflejaron que se perdieron casi tres mil millones de aves reproductoras durante los últimos 50 años en los Estados Unidos y Canadá.
Después de comprobarse esto fue desalentador ver los mismos patrones de reducción y extinción de la población de aves a nivel global, subrayó el conservacionista Ken Rosenberg, retirado del Laboratorio de Cornell, en New York.
«Debido a que esos animales son indicadores altamente visibles y sensibles de la salud ambiental, sabemos que su pérdida indica una mucho mayor de biodiversidad y amenazas para la salud y el bienestar humanos», señaló el experto.
La diversidad de aves alcanza su punto máximo planetario en los trópicos y es allí donde encontramos la mayor cantidad de especies amenazadas, remarcó por su parte el autor principal, Alexander Lees, profesor titular de la Universidad Metropolitana de Manchester en el Reino Unido.
«El destino de estas poblaciones depende en gran medida de detener la pérdida y degradación de los hábitats», aseveró el también investigador asociado en el Laboratorio de Ornitología de Cornell.
Necesitamos considerar mejor cómo los flujos de productos básicos pueden contribuir a la pérdida de biodiversidad y tratar de reducir la huella humana en el mundo natural, enfatizó.
«Afortunadamente, la red global de organizaciones de conservación de aves que participan en esta investigación tiene las herramientas para evitar una mayor pérdida de especies y abundancia de aves», añadió Rosenberg.
Desde la protección de la tierra hasta las políticas que apoyan el uso sostenible de los recursos, todo depende de la voluntad de los gobiernos y de la sociedad de convivir con la naturaleza en nuestro planeta compartido, concluyó el texto.
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