El mandatario recordó las principales batallas que definieron la victoria soviética en la Gran Guerra Patria (1941-1945) y aseveró que de la misma forma combaten en estos momentos las tropas rusas en la región de Donbass para evitar la proliferación del fascismo en Ucrania.
Putin pidió un minuto de silencio en homenaje a todos los caídos en la contienda bélica contra la Alemania nazi y a los rusos que perdieron la vida en la operación militar desplegada por Moscú en Ucrania.
El jefe de Estado significó la inevitabilidad del ataque preventivo contra las fuerzas de Kiev ante una situación que constituía una amenaza para este país y, en especial, para las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.
Un total de 11 mil soldados, alumnos de escuelas militares y cadetes, 131 unidades de armas modernas y equipos militares, forman parte de la ceremonia en la emblemática Plaza Roja.
Los blindados Tayfun, los vehículos de combate de infantería BMP-2, BMP-3 y Kurganets-25, los tanques T-72BZM, T-90M Proryv y T-14 Armata, los sistemas de misiles tácticos Iskander-M, los obuses Msta-S y los lanzacohetes múltiples Tornado-G formarán parte de la columna mecanizada.
Asimismo, incluirá sistemas de defensa aérea Tor-M2, Buk-MZ y S-400 Triumf, equipos de tropas aerotransportadas y de las Fuerzas de Misiles Estratégicos.
Además de Rusia, conmemoran el Día de la Victoria la mayoría de los países que antes fueron repúblicas soviéticas, también protagonistas y víctimas en el enfrentamiento al fascismo.
El 8 de mayo de 1945, a las 22:43, hora de Berlín, se firmó el acta de rendición completa e incondicional de la Alemania nazi, que por la diferencia horaria significó el 9 de mayo en la Unión Soviética.
Por la invasión fascista, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) sufrió pérdidas superiores a los 27 millones de personas, la destrucción de más de mil 710 urbes, 70 mil aldeas y poblados, además de daños incalculables a la industria y a la agricultura.
Los soldados soviéticos no solo defendieron su país, sino que liberaron Europa de la invasión fascista y llegaron a Berlín, para lograr que el enemigo depusiera las armas y firmara el acta de rendición incondicional, el 9 de mayo de 1945.
En los últimos años, las autoridades rusas reforzaron la defensa de la historia nacional ante tergiversaciones de los hechos vinculados con la Segunda Guerra Mundial y el papel protagónico del Ejército soviético en el triunfo sobre las tropas nazis.
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