Aunque el objetivo de las restricciones es debilitar las finanzas rusas, esta medida en particular también afectará a varias empresas japonesas, las cuales deberán buscar formas alternativas de liquidar los pagos para continuar sus negocios en la nación euroasiática, reseñó el medio.
Así mismo, Tokio prohibió a sus nacionales realizar nuevas inversiones en Rusia que les proporcionen una participación del 10 por ciento o más y los préstamos con plazo de amortización superior a un año, destacó la fuente.
Una encuesta de la firma de investigación crediticia Teikoku Databank reveló que más de 15 mil firmas niponas tienen vínculos comerciales con Moscú, de las cuales 338 poseían acuerdos directos de exportación o importación con contrapartes rusas hasta marzo pasado, mientras 14 mil 949 mantenían otros tipos de nexos.
La medida, anunciada por el Ejecutivo nipón el 12 de abril, responde a las acciones punitivas coordinadas entre todos los estados miembros del Grupo de los Siete (Estados Unidos, Canadá, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Japón).
Al respecto, la portavoz de la cancillería rusa, María Zajárova, indicó a mediados de abril que Tokio “cumple con las instrucciones que recibe desde la otra parte del océano e impone una agenda ideologizada a sus socios extranjeros”.
La funcionaria subrayó que las actuales autoridades japonesas “destruyen de manera sistemática el desarrollo positivo de la cooperación mutuamente beneficiosa construida con esmero por sus predecesores durante muchos años”.
Desde el pasado 24 de febrero Moscú afirma que su ofensiva persigue la defensa de la población de Donbass, junto a la desmilitarización y la desnazificación de Ucrania.
Además, el Kremlin indicó que otras condiciones para el fin de las hostilidades son el no ingreso de Kiev a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, el establecimiento de garantías de neutralidad militar de ese Estado y el reconocimiento de la reunificación de Crimea a Rusia.
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