Según ese centro académico, el índice preliminar de confianza del consumidor se desplomó un 9,4 por ciento a 59,1 a principios de mayo, la lectura más baja desde agosto de 2011 y por debajo de pronósticos expertos que lo ubicaron en 64.
El deterioro de la confianza, cercano a una zona de recesión, afectó a todos los grupos demográficos, así como en la afiliación geográfica y política, y estuvo particularmente marcado por los precios de la gasolina y el mercado bursátil.
El temor a que la Reserva Federal endurezca la política monetaria y alce aún más las tasas de interés para reducir la inflación desencadenó también una caída de las acciones en Wall Street.
Algunos expertos consideraron que el hecho de que los consumidores se resientan a pagar precios más altos y sufran una disponibilidad limitada no significa que no sigan haciendo esas compras.
Como el gasto de los hogares sigue apoyado por un mercado laboral fuerte y enormes ahorros, opinaron que la expansión de la economía podría mantenerse.
Sin embargo, otros temen que la elevada inflación y las subidas de las tasas de interés de la Reserva Federal, que comenzaron en marzo, puedan frenar bruscamente el crecimiento o incluso hacer que la economía, que se contrajo en el primer trimestre, entre en recesión.
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