La fecha coincide con el comienzo de la operación militar especial de Rusia en el Donbass a petición de los gobiernos de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.
Esos territorios, de mayoría ruso parlante, sufrieron durante ocho años el asedio militar de Kiev y solicitaron a Moscú su intervención.
El Kremlin declaró que el operativo no va dirigido contra la población civil, sino que busca desmilitarizar y desnazificar Ucrania, donde grupos neonazis siembran el terror.
Del total de desplazados por el conflicto más de 3,3 millones se dirigieron a Polonia, 919 mil a Rumanía, 838 mil a Rusia, y 605 mil a Hungría.
Los dos primeros albergaron también efectivos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) con el objetivo declarado, y denunciado por el Kremlin, de ahogar económicamente al gigante eslavo.
El ejecutivo de Varsovia es además punta de lanza de la Unión Europea en su arremetida contra Moscú.
En ese contexto los países del mecanismo integracionista discuten hoy el sexto paquete de sanciones contra Rusia que incluiría el embargo total al petróleo proveniente de esa nación, pero la aprobación de la nueva medida parece poco probable ante la negativa de Hungría.
Budapest importa del gigante eslavo más del 60 por ciento de los hidrocarburos que consume, situación que comparte además con República Checa y Eslovaquia.
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