“Misiles Kalibr, de alta precisión y largo alcance, eliminaron a efectivos de las formaciones de reserva ucranianas, así como lotes de armas extranjeras y equipos militares de Estados Unidos y Europa preparados para su envío a Donbass”, indicó el portavoz del ente castrense, mayor general Ígor Konashénkov.
Amplió que las reservas enemigas en los centros de entrenamiento en las regiones de Sumy y Chernígov también fueron abatidas por misiles aéreos y terrestres rusos.
Según el reporte, la defensa aérea de este país derribó 23 drones ucranianos en territorios de la región de Járkov y en la autoproclamada República Popular de Donetsk.
Konashénkov añadió que también fueron interceptados 10 cohetes del sistema Smerch lanzados por nacionalistas ucranianos contra la población civil en la región de Jersón, en represalia por su presunto apoyo a Rusia.
Señaló que en las últimas horas las Fuerzas Aéreas de Moscú aniquilaron más de 470 nacionalistas e inutilizaron 68 equipos militares con misiles aéreos de alta precisión.
La aviación destruyó tres depósitos de municiones ucranianos en la región de Nikoláyev, así como nueve puestos de mando, 93 zonas de concentración de efectivos y equipo militar de Ucrania.
Rusia inició el pasado 24 de febrero una operación militar en Ucrania, luego que las autoridades de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk le solicitaran ayuda para repeler el aumento de la agresión y los intensos bombardeos por parte de Kiev.
Antes, Moscú reconoció la independencia y soberanía de ambos territorios y firmó tratados de amistad, cooperación y asistencia mutua con sus líderes, los cuales incluyeron el establecimiento de relaciones diplomáticas y la ayuda militar.
En su discurso para informar sobre el comienzo del operativo, el presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó que el objetivo es proteger a la población de Donbass de los abusos y el genocidio de Kiev durante los últimos ocho años, además de “desmilitarizar” y “desnazificar” Ucrania.
El Ministerio de Defensa ruso enfatizó que los ataques no están dirigidos a la población ni a las ciudades ucranianas, sino contra las infraestructuras militares del país.
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