Esa es la conclusión principal de un estudio realizado en los últimos siete días por el líder global en esta materia, The Economist Intelligence Unit (EIU, por sus siglas en inglés), denominado Las perspectivas para América Latina en medio de la guerra de Ucrania. ¿Puede la región crecer más Rápido?
Tal análisis de las repercusiones originadas por las represalias de Occidente contra Moscú confiere al país altiplánico el mejor puntaje en estabilidad económica, bajos índices de inflación, pagos de intereses e ingresos del sector público controlados.
Otros factores favorables para la nación altiplánica en este contexto son los pagos de intereses del sector público como porcentaje de los ingresos totales, el saldo de la cuenta corriente, la dependencia de los productos básicos y la estabilidad política.
Según la fuente, las consecuencias del conflicto tendrán importantes ramificaciones para la economía de América Latina en 2022 y en los próximos años.
De acuerdo con EIU, el crecimiento de los países más vulnerables podría sufrir complicaciones en el actual entorno económico mundial.
Fundada en 1946 en Reino Unido, EIU es una institución con más de 70 años de experiencia, y se le considera un referente como pronosticador en el contexto de la globalización, por eso su cartera de clientes incluye a las principales organizaciones económicas del mundo.
Por otra parte, mientras la inflación marcó máximos históricos en el continente, Bolivia controló en abril los precios de los principales productos de la canasta familiar y registró una variación mensual del 0,03 por ciento.
Datos publicados por los Institutos Nacionales de Estadísticas y Bancos Centrales de 18 naciones latinoamericanas confirman que las miles de sanciones aplicadas por Estados Unidos y sus aliados contra Rusia tras el inicio de su operación militar en Ucrania dispararon este indicador.
A ello se unió el incremento del consumo debido al levantamiento de las restricciones sanitarias por la pandemia de Covid-19, lo cual originó una escalada en los precios de los alimentos y los combustibles con la correspondiente pérdida del poder adquisitivo, principalmente en los sectores más vulnerables.
En medio de esta realidad, el índice inflacionario de Argentina en abril, por ejemplo, fue el más alto de Latinoamérica con un seis por ciento, y otros 10 países estuvieron por encima de la unidad porcentual a partir de Brasil (1,06).
Una posición similarmente ventajosa ocupa la nación andino-amazónica respecto a la variación acumulada entre enero-abril (0,41 por ciento), muy por debajo de su más cercano seguidor, Ecuador (1,67 por ciento) y bien lejos de Argentina, que marcó 23,1 unidades porcentuales.
En términos interanuales, Bolivia también registra el menor índice con 0,87 por ciento, mientras una potencia económica de Sudamérica como Argentina reporta los 58 puntos sobre 100, Brasil el 12,13 por ciento; Paraguay 11,8 unidades porcentuales y Chile 10,5 por ciento.
Todos estos indicadores confirman lo expresado el 12 de mayo en un tuit por el presidente boliviano, Luis Arce, quien atribuyó los éxitos de su país a la ruptura del gobernante Movimiento al Socialismo con las políticas neoliberales.
“Nuestro Modelo Económico Social Comunitario Productivo significa crecimiento, industrialización con sustitución de importaciones, redistribución de ingresos y también significa inflación controlada. Hasta abril, la inflación en #Bolivia llegó a 0,41 por ciento, la más baja de la región”, escribió Arce en su cuenta de Twitter.
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