Esos fondos provienen de los ministerios de Finanzas y el de Recursos Hidráulicos, y sus autoridades urgieron a los gobiernos locales a emplear parte de ellos para optimizar con tiempo suficiente los planes de evacuación, rescate y mitigación de riesgos de seguridad.
Insistieron, especialmente, en tomar las debidas previsiones y corregir las fallas en los sistemas urbanos de drenaje con vistas a evitar tragedias como la ocurrida en la capital de la provincia de Henan (centro) en el verano pasado, donde una inundación repentina provocó 380 muertos.
China está atenta y busca minimizar las afectaciones luego de vivir en 2020 y 2021 algunas de sus peores temporadas lluviosas, con récord de precipitaciones en gran parte del país, alto salto mortal y significativas pérdidas económicas.
Desde abril registró al menos 13 fallecidos y daños por casi 412 millones de dólares como consecuencia de los desastres naturales, así como miles de personas damnificadas, cultivos e infraestructura destruida por los aguaceros incesantes en la provincia de Guagdong, Chongqing y la región autónoma Zhuang de Guangxi.
A principios de esta semana el Ministerio de Manejo de Emergencias reveló que entre los meses de mayo y septiembre los pronósticos apuntan a una situación muy compleja y desfavorable debido al impacto de las lluvias, inundaciones, sequía, incendios forestales y llegada de tifones en distintas partes de China.
Se espera la crecida de los ríos Haihe, Liaohe, Nenjiang, Amarillo y el Yangtsé, así como fuertes marejadas en las zonas costeras.
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