Este viernes la segunda oleada de la enfermedad en el archipiélago también dejó 12 mil 225 nuevos contagiados, lejos de los 15 mil 310 de hace una semana, pero continuación de una tendencia que tiene sobre ascuas a las autoridades sanitarias y al gobierno.
La crisis epidemiológica viene empeorando desde mediados de marzo. Desde entonces el número de infestados creció en más de 180 mil, incluidas cuatro récords para un día y un promedio cercano a los 10 mil por jornada.
A la fecha, los casos en Filipinas ascienden a 840 mil 554, la segunda mayor cantidad en la región también después de la de Indonesia.
La situación llevó al gobierno a reforzar las medidas de confinamiento desde el 22 de marzo en Manila y cuatro provincias colindantes. Esos territorios están en una ‘burbuja de confinamiento’ de la que nadie, salvo casos muy excepcionales, puede salir ni entrar.
También están prohibidas las reuniones masivas, incluidas las religiosas, y cerraron bares, restaurantes, plazas públicas y los espacios culturales y de entretenimiento. A los centros de trabajo solo puede asistir el 30 por ciento de los empleados.
Para peor, el arsenal de vacunas es insuficiente para encarar la pandemia, pues las disponibilidades de la china Sinovac son limitadas y ayer el gobierno restringió el uso de la anglo-sueca AstraZeneca para los menores de 60 años debido a la formación de coágulos sanguíneos en varios pacientes.
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