La nueva primera ministra, Elisabeth Borne, y el jefe de Estado enfrentan dolores de cabeza bien temprano, después de anunciado el viernes el gabinete diseñado para impulsar los cambios prometidos por el mandatario tras su triunfo en los comicios de abril.
Borne señaló como prioridad lidiar con la pérdida de poder adquisitivo de los franceses, la principal preocupación del país en medio de una creciente inflación, pero tendrá que sortear la crisis que parece avecinarse con las denuncias contra Abad, otrora figura del partido opositor Los Republicanos.
El portal Mediapart reveló el testimonio de dos mujeres que acusan al flamante ministro de violación en 2010 y 2011, lo cual el funcionario negó rotundamente.
La Fiscalía de París había desestimado denuncias similares en 2012 y 2017, pero una de las acusadoras insiste en que no se investigó a profundidad.
A raíz del estallido del escándalo el fin de semana, la primera ministra dijo no estar al tanto de esos temas relacionados con el también diputado Abad.
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