A mediados de esta semana, el periódico estadounidense Politico informó que la Casa Blanca analiza la posibilidad de nombrar un enviado especial para las negociaciones de Nord Stream 2, con la misión de cerrarlo.
Al respecto, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que la intención de las autoridades estadounidenses evidencian ‘elocuentemente su injerencia en los en los asuntos internos y los intereses económicos de otros países’.
En esta ocasión, la compra de gas es el tema en el centro del tablero de las relaciones entre la Unión Europea (UE), Rusia y Estados Unidos.
Con la caída de la producción de gas natural y el fin del uso del carbón, en Europa crece la necesidad de importar gas natural, una demanda que podría satisfacer Nord Stream 2.
De suceder, esto acabaría con las esperanzas estadounidenses de venderle el gas natural licuado de sus yacimientos de esquisto a los países miembros de la UE.
Por lo que la jugada de la Casa Blanca es clara. En días recientes, el jefe del Departamento de Estado, Antony Blinken, exigió a todas las entidades implicadas en el gasoducto que se retiren ‘inmediatamente’ o enfrentarán sanciones de Washington.
Peskov aclaró esta semana que hasta ahora las naciones socias de Rusia en la construcción ‘son bastante consistentes en sus intenciones de finalizar este proyecto y lanzarlo’.
El gasoducto ya está construido en 95 por ciento y podría estar terminado en septiembre, aseguran sus directivos. No obstante, las presiones sobre su construcción se mantienen: la empresa Nord Stream 2 AG, encargada de la obra, denunció acciones provocativas de buques de guerra y civiles en el área del tendido de las tuberías hace una semana.
Impulsado por una alianza de empresas de Rusia, Alemania, Austria, Francia y Países Bajos, Nord Stream 2 tiende dos tuberías por el fondo del mar Báltico que transportarán 55 mil millones de metros cúbicos anuales de gas ruso hacia Alemania.
El proyecto duplica la capacidad del gasoducto actual, permitirá diversificar las rutas de suministro de gas ruso a Europa y garantizará la seguridad energética del Viejo Continente.
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