Trump debe prestar testimonio en la investigación del fiscal general de Nueva York sobre sus prácticas comerciales, dictaminó la víspera un tribunal de apelaciones estatal, rechazando su desafío a una citación. Al parecer sus poses de matón e intocable desaparecen, mientras más republicanos se apartan de su círculo.
Un panel de cuatro jueces de la División de Apelaciones de la Corte Suprema de Nueva York falló unánimemente en contra de su apelación en el caso, desestimando sus argumentos de que la citación es parte de una investigación motivada políticamente, algo detrás de lo cual intenta esconder su posible culpabilidad.
Los magistrados iniciaron su pesquisa después del testimonio público de un alto funcionario de la empresa y revisaron volúmenes significativos de evidencias antes de emitir las citaciones, escribió el panel en su decisión.
Los recurrentes no identificaron ninguna empresa con una implicación similar que no fuera investigada ni ningún ejecutivo de dicha entidad que no fuera citado. Por lo tanto, los recurrentes no demostraron que fueran tratados de forma diferente a cualquier persona en situación similar, sostuvo el panel en referencia al magnate neoyorquino.
Esto es un peligro para el exmandatario que coquetea con volver a presentarse a la elección presidencial, más si se suma que la fiscal general de Nueva York, Letitia James, avanza una investigación civil sobre un posible fraude en la Organización Trump.
La funcionaria empeña esfuerzos para probar que nadie puede evadir la ley.
Los problemas del “excapo” aumentaron cuando un miembro republicano de la Comisión Electoral de Wisconsin, Dean Knudson, anunció su renuncia el miércoles, argumentando que ya no podía servir efectivamente al partido porque cree que el expresidente perdió las elecciones de 2020.
Knudson se enfrentó al comisionado republicano Bob Spindell, uno de los 10 republicanos de Wisconsin que intentaron emitir votos en el Colegio Electoral a favor de Trump, según The Associated Press. El presidente Biden ganó el estado de Wisconsin en 2020 por unos 20 mil votos.
Son apenas algunos de los traspiés del mandatario más controvertido de la historia del país, quien aun rumia su derrota en su fastuosa propiedad de Mar-a-Lago, Florida, desde donde quiere dirigir los destinos del país.
Esta semana, quien se considera el “rey” de los apoyos por mover a candidatos contra personas que no son de su agrado o se le enfrentaron antes, sufrió un serio revés político después de que los votantes de Georgia derrotaron sus esfuerzos por remodelar algunos de los más altos cargos del estado a su propia imagen.
En casi todas las primarias estatales del Partido Republicano, los candidatos que respaldó salieron por la puerta estrecha ante titulares de los que juró vengarse.
Así salieron adelante tres altos cargos republicanos que rechazaron sus esfuerzos por anular las elecciones de 2020 -el gobernador Brian Kemp, el secretario de Estado Brad Raffensperger y el fiscal general Chris Carr- sobre figuras que tuvieron el respaldo del “rey”.
Según expertos y figuras del stablisment partidista, la vieja guardia, los fracasos de los candidatos preferidos de Trump en Georgia subrayan los límites de sus esfuerzos por vengarse de sus supuestos críticos republicanos.
Estos hechos sugieren que el control de Trump sobre la tolda roja está cediendo y debilitándose, mientras busca mantener el foco en su pérdida electoral de 2020 en las falsas reclamaciones de fraude electoral.
No quiero decir que esto es el principio del fin de Trump, pero sí creo que hay un movimiento hacia la idea de que la mayoría de los estadounidenses no quieren mirar hacia atrás, valoró Chuck Clay, un exsenador estatal y presidente del Partido Republicano de Georgia, para redondear lo que fueron días premonitorios de la debacle trumpiana.
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