Según José Portillo, miembro de la Mesa Nacional de Panificadores de El Salvador, el laboratorio de alimentos del Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal (Centa) trabaja actualmente en una variante ante el alza global en las materias primas.
En declaraciones al diario El Mundo, Portillo precisó que la idea es definir si la mezcla de harinas es factible, y cuáles serían las proporciones, para la posterior capacitación de los panaderos que deseen implementar esta variante.
El presidente de la Defensoría del Consumidor, Ricardo Salazar, confirmó esta propuesta y negó que el propósito sea afectar la calidad del producto final en aras de abaratar costos, aunque advirtió que es un proyecto a largo plazo.
El conflicto entre Rusia y Ucrania encareció aún más la importación de harina de trigo, de por sí afectada por la crisis de contenedores provocada por la pandemia de Covid-19, de ahí que los precios del pan y demás bollerías subieran.
La administración del presidente Nayib Bukele habilitó un equipo de trabajo con la referida Mesa y los ministerios de Economía, Agricultura y Ganadería, el Banco de Fomento Agropecuario y la Defensoría del Consumidor para encarar esta crisis. Otra variante barajada es la compra directa de la harina de trigo, en lugar del grano para su posterior molienda en esta nación centroamericana.
El encarecimiento de la harina -de 14.50 dólares a 23.50 la bolsa de 50 libras- forzó ya el cierre de numerosas panaderías en El Salvador, imposibilitadas de afrontar el pago de salarios y créditos financieros.
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