«Los estatutos no estipulan la inhabilitación, y menos la exclusión de un Estado miembro. Hay una cláusula estándar en la FAO, que permite suspender el derecho de voto a un país que haya dejado de abonar su contribución por un período prolongado, pero no es el caso de Rusia», aclaró el funcionario.
En una entrevista concedida a la agencia de noticias Sputnik, Kobyakov refirió que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reconoce en Moscú un contribuyente de buena fe, y aseguró que la continuidad de los contactos es un factor estabilizador para el organismo y para el país.
La contribución anual de Rusia, pagada en parte en euros y en parte en dólares, varió entre 16 y 25 millones de dólares en los últimos años, precisó el director de la oficina de enlace.
«Como contribuyente de buena fe, Rusia siempre abona esta suma en enero y el presente año no ha sido una excepción», añadió.
Asimismo, fue enfático al destacar que ningún país podrá reemplazar a Rusia y Ucrania en los suministros de grano a corto plazo, ante lo cual argumentó que la proporción de ambos en el mercado global de granos supera el 30 por ciento.
Kobyakov recordó que el año pasado Rusia exportó 35 millones de toneladas de grano y Ucrania unos 12 millones.
Más de 50 países, continuó, dependen de sus entregas en más del 30 por ciento, un indicador crítico, según los expertos.
«Las interrupciones en el suministro de alimentos y un drástico aumento de sus precios amenazan con crisis económicas nacionales y disturbios civiles», señaló.
Según el informe publicado a inicios de mayo por la FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola y el Programa Mundial de Alimentos, unas 570 mil personas en los países importadores del grano ruso y ucraniano como Yemen, Madagascar o Etiopía se enfrentan a una hambruna crítica, agregó el representante.
Al respecto, Kobyakov apuntó que las sanciones impuestas a Rusia obstaculizan la exportación de cereales dado que afectan el pago de estas entregas, el seguro y el acceso de los barcos.
Tras el inicio de la operación militar especial rusa en Ucrania numerosos países, en su mayoría de Occidente, activaron varias baterías de sanciones individuales y sectoriales con la intención de infligirle a la economía de la nación euroasiática el mayor daño posible y así presionar a Moscú para detener las hostilidades.
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