La investigación mostró que los infantes y adolescentes que practicaban la actividad física en equipo eran menos propensos a presentar signos de ansiedad, depresión, retraimiento, problemas sociales y de atención.
Según la revista Plos One, «los niños que practicaban exclusivamente deportes de equipo, como el baloncesto o el fútbol, tenían menos dificultades de salud mental que los que no participaban en ningún deporte organizado».
Los menores practicantes de una disciplina individual, como el tenis o la lucha, pueden tener más dificultades que los que no se ejercitan en nada, aclararon los especialistas.
En el caso de las niñas, la participación tanto en los deportes de equipo como en los individuales se asociaba a una menor probabilidad de comportamiento de infracción de las normas ante las que no hacen deportes, resaltaron los expertos.
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