“No podemos evitar constatar el intento de Washington de volver a situar el debate de las cuestiones regionales importantes en una base ideológica y ajustarlo a sus propios intereses políticos exteriores e interiores”, declaró a la agencia de noticias TASS.
Programada del 6 al 10 de junio en la ciudad estadounidense de Los Ángeles, según Schetinin tal situación se reflejó en la negativa de Estados Unidos a invitar a representantes de Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Informó que su país sigue de cerca las conversaciones entre Estados Unidos, Canadá, América Latina y el Caribe sobre la organización y la agenda del encuentro ante una actitud ambigua tanto hacia la propia cumbre como hacia la agenda propuesta por sus organizadores.
Deseamos a los países de América Latina, con los que nuestro país está históricamente vinculado por estrechos lazos de amistad y cooperación, que en la próxima cumbre puedan centrarse en la discusión de una verdadera agenda regional y en el desarrollo de soluciones que respondan a los intereses de su desarrollo socioeconómico y fortalezcan su estabilidad política interna, concluyó.
Según un comunicado reciente del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR), la cita podría frustrarse debido a la negativa de varios países de la región a debatir sobre la situación en Ucrania.
“México, Buenos Aires y La Paz no están de acuerdo con la intención de Washington de centrarse en el tema ucraniano y que no se haya invitado a esta cita a La Habana, Caracas y Managua, importantes actores regionales, debido a su posición a favor de Rusia”, resaltó el texto.
Asimismo, puntualizó que varios líderes latinoamericanos y caribeños están dispuestos a no viajar al evento si no participan sus pares de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Aseguró que ante la disyuntiva de continuar con su política de tener bajo su control a los países latinoamericanos o de imponer su agenda antirrusa a nivel regional, Washington optó por dejar a un lado el tema ucraniano para intentar una celebración exitosa de la próxima cumbre.
El SVR consideró que los intentos de la Casa Blanca y de sus aliados por imponer su política a las naciones latinoamericanas sobre la problemática ucraniana tuvieron el efecto contrario.
“En vez de aislar a Rusia en América Latina, los estadounidenses y sus aliados terminaron aislados”, enfatizó el documento.
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