Una excluyente. Otra busca visibilizar mayorías, a esos que, en la balanza de la desigualdad en la primera potencia del mundo, llevan la peor parte.
Los Ángeles es la meca del cine, del icónico Hollywood, símbolo de la industria del entretenimiento, el lugar de las estrellas y del exclusivo Beverly Hills, de Venice Beach y el Paseo de la Fama.
Es la metrópoli del Rodeo Drive, la calle de lujosas tiendas, restaurantes caros y hoteles, consagrada en “Pretty Woman” (Mujer bonita), aquella comedia romántica de 1990 que nos trae a la memoria a una veinteañera Julia Roberts (prostituta Vivian) junto a Richard Gere (el ejecutivo Edward).
Pero, esas son apenas unas estampas bonitas. La de la pujante y próspera metrópoli que incentivaría al desafío del sueño americano.
Sin embargo, el reverso no. El lado ¿oscuro? es triste, el que intentan ocultar de las fotografías y a los ojos de visitantes ilustres como ocurre con los indigentes, por estos días desplazados para evitar que opaquen el encuadre de las cámaras.
Una amiga de Nueva York que vino aquí a Los Ángeles comentaba que las autoridades parecen tapar los espacios que no encajan en la historia vendida de prosperidad y pujanza.
El alcalde Eric Garcetti quiere mostrar -dijo- el lado bueno al presidente Joe Biden y a sus invitados.
Sin embargo, detrás de esas luces está el suburbio de Skid Row y la periferia que cerca la opulencia con tiendas de campaña, mendigos, vagabundos y gente de mirada vacía de esperanzas.
Más de 500 mil personas tienen como casa las calles en este país. En Los Ángeles, el 38 por ciento de su población engrosa las estadísticas de los sin hogar, subrayó a esta reportera Claudia de la Cruz, codirectora de la plataforma The People’s Forum.
Resulta paradójico que en California, el llamado Estado Dorado, la renta per cápita sea de unos 66 mil dólares y exhiba el porcentaje de pobreza absoluta más grande de Estados Unidos.
Para Mark Baldassare, presidente del Instituto de Políticas Públicas de California, “la distancia entre los ricos y los pobres impacta en los costos de las viviendas, el costo de la vida, la crisis de las personas sin techo”.
Más de uno de cada seis ciudadanos californianos es pobre, reveló un informe difundido en marzo del pasado año.
Es ese el reverso, el de los excluidos en un país donde los gobiernos piden cuentas a otros sin ofrecer soluciones en el suyo.
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