Si bien la administración demócrata comenzó el mes dando un fuerte giro a su mensaje económico, los observadores políticos dicen que el intento se ha quedado en nada, especialmente cuando la media nacional del galón de gasolina alcanza los cinco dólares.
Esto, junto con la inflación, supone un gran reto político para Biden y la fuerza azul (color que identifica al partido) de cara a las elecciones de mitad de mandato de noviembre.
El 85 por ciento de los votantes considera que la inflación es un problema muy serio o algo serio, según una encuesta de Economist-YouGov de principios de este mes.
En el mismo sondeo, el 75 por ciento de los entrevistados achacó a Biden «mucha»(44) o “algo” (31) de responsabilidad en la tasa de inflación.
La secretaria de Energía, Jennifer Granholm, advirtió esta semana en declaraciones a la cadena CBS News que los estadounidenses deberían prepararse para un verano difícil.
De acuerdo con las previsiones, los costos del combustible no descenderán a menos de cuatro dólares por galón hasta el otoño o el invierno.
Habrá un poco de alivio en el horizonte, pero será difícil, sin duda, porque tenemos un desajuste de la demanda y la oferta en el mercado mundial del petróleo, señaló.
El mandatario y su administración tomaron medidas en los últimos meses en un intento de frenar el incremento de los precios de la gasolina.
Recordó el diario The Hill que Biden ordenó liberar millones de barriles de petróleo de la Reserva Estratégica para impulsar el suministro.
También presionó a los países de Medio Oriente para que aumenten la producción, levantó las restricciones a la venta de combustible con mayor contenido de etanol y promovió las fuentes de energía renovables, como los vehículos eléctricos y la energía solar.
Este viernes la administración Biden recibió un nuevo golpe con la publicación del informe sobre el crecimiento de los precios al consumidor en mayo.
El índice subió uno por ciento solo el mes pasado y un 8,6 por ciento en el tramo de 12 meses que terminó en mayo, indicó el Departamento de Trabajo.
A unos cinco meses de los comicios, no es secreto que el ocupante del Despacho Oval tropieza con dificultades que podrían darle el golpe de gracia en noviembre.
Si los demócratas pierden el control de la Cámara de Representantes y se les diluye el Senado en caso de que los republicanos ganen escaños en la contienda, significaría de facto el fin del mandato de Biden, quien estaría atado de pies y manos a merced de la fuerza roja, a juicio de analistas.
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