Martín y su hijo Juan Caparrós se lanzaron en la Casa de América de Madrid a conquistar a un auditorio fascinado por la soltura del verbo de estos dos argentinos, escritores y periodistas ambos, en la cuerda de Boquita, que recorre los mejores momentos del Boca Juniors.
Empero, hacía falta un umbral ancho y rico en reflexiones, y Martín se encargó de responder las inquietudes de Juan para analizar la génesis del bien llamado deporte de las multitudes.
“En verdad es una simulación, un paripé o teatro que ocupa un lugar desmesurado. Algo tiene, claro está, porque lograr por ejemplo que la final del Mundial de 2018 en Moscú mil 100 millones de telespectadores siguieran el partido (Francia-Croacia), es cosa de locos”, opinó Martín.
Juan completó la idea al subrayar que 22 personas detrás de una pelota en busca de un gol a priori, no sería demasiado atractivo.
“Es un fenómeno cultural que se afinca en sus reglas sencillas, fáciles de entender. No necesita de mucho para jugarse y encierra la mística del gol, algo que no siempre se consigue y atrae extraordinaria atención”, precisó Martín.
El otro asunto no menor, es que el balompié ofrece la sensación de que los chicos pueden vencer a los grandes, algo que en realidad sucede muy poco, sobre todo en tiempos dominados por enormes cantidades de dinero, acotó.
Boquita, el libro, trata de entender qué significa ser hincha o, mejor: ser hincha de Boca”, a partir de historias y testimonios de futbolistas, entrenadores, periodistas y académicos, desde los orígenes de la tradición, los efectos que produjo la irrupción del dinero, la televisión o el antes y después que marcó la llegada de Diego Maradona.
Martín Caparrós relató anécdotas con el expresidente argentino Mauricio Macri, cuando asumió la jefatura de Boca Juniors, sus distancias políticas y ciertas prácticas no muy legítimas del personaje en operaciones con el club de fútbol.
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