De acuerdo con el mando militar de la referida región rebelde, los asalariados foráneos llevan consigo información confidencial sobre la actividad de entidades de inteligencia de otros países en Ucrania, indicó la televisión capitalina.
La intención es evitar la caída de esas personas como prisioneros de las fuerzas de Rusia que lanzaron una ofensiva militar contra Ucrania, anunciada el pasado 24 de febrero por el presidente Vladimir Putin, quien explicó que el objetivo era desmilitarizar y desnazificar a ese país.
En ese sentido, la dirección de Lugansk afirmó que ya se hallaron varios cadáveres de combatientes extranjeros en las dos mencionadas localidades, donde las fuerzas rusas, de conjunto con las milicias de Lugansk, realizaron una abarcadora ofensiva.
De acuerdo con el ayudante del ministro del Interior de la citada región, Vitali Kisiliov, en los enfrentamientos en Lisichiansk perecieron al menos 120 soldados de la fortuna de Polonia, el Reino Unido, Francia y Estados Unidos.
Rusia advirtió en su momento que los mercenarios están fuera de la protección para prisioneros de guerra prevista por las convenciones de Ginebra sobre conflictos.
Tras varias semanas de combate, las fuerzas rusas lograron el control sobre la ciudad de Severodonetsk, convertida en principal centro administrativo de la región de Lugansk controlada por Kiev, tras los enfrentamientos allí que siguieron a un golpe de Estado en 2014.
Solo quedó una presencia de cerca de mil uniformados en el complejo industrial Azot, muchos de los cuales ya se entregaron a las tropas rusas, mientras se registran ahora fuertes combates en Lisichiansk, el último punto importante de Lugansk en manos del ejército ucraniano.
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