Para salir adelante en la Cámara Baja, el proyecto debía obtener 92 votos, y tras una larga y tensa jornada, alcanzó 120 a favor –incluidos un numeroso grupo de diputados del oficialismo-, 18 en contra y dos abstenciones.
Esto constituye un importante paso, pero aun resta que sea votado por el Senado, lo que se prevé ocurra el martes próximo, y sobre todo que el Gobierno no lo impugne ante el Tribunal Constitucional, tal como ha amenazado reiteradamente.
De ser aprobada, la iniciativa permitiría a millones de chilenos sacar el 10 por ciento de sus ahorros de las AFP para su jubilación, y hacer frente con su dinero a la grave situación que viven las familias a causa de la crisis económica agudizada por la pandemia de Covid-19.
Tal como reconocieron legisladores que votaron a favor, esta no es la mejor solución pero sí la única posible ante la negativa del Ejecutivo a aprobar una renta básica de emergencia que llegue a todos los necesitados.
En cambio, advierten, las ayudas implementadas por La Moneda resultan insuficientes, tardías y dejan fuera a cientos de miles de personas por no reunir los muchos requisitos que se exigen para poder acceder a esos beneficios y préstamos.
En la jornada los legisladores aprobaron los lineamientos generales del proyecto y también, con el quórum justo de 92 votos, una propuesta del diputado demócrata cristiano Matías Walker que modifica atribuciones del Ejecutivo y otorga al Congreso la facultad de presentar este tipo de proyectos en una situación excepcional.
Con ello la oposición busca impedir que el Tribunal Constitucional pueda echar abajo la iniciativa.
Igualmente respaldaron una propuesta para que los jubilados con rentas vitalicias puedan acceder al retiro del 10 por ciento, lo cual no se incluía en los dos retiros anteriores.
Al término de la sesión el ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Juan José Ossa, negó que el resultado fuera una derrota para La Moneda, y dijo esperar que en el Senado la reforma sea revertida.
Analistas advierten que lo ocurrido hoy coloca al gobierno de Sebastián Piñera en una situación difícil, al verse sin el respaldo de una parte considerable de sus legisladores, pero sobre todo porque como ocurrió en las dos reformas anteriores, la inmensa mayoría de la población apoya la medida.
Los opositores al mandatario insisten en que el gobierno sigue ajeno a la dura realidad que padecen millones de chilenos y está más preocupado por defender los intereses de las poderosas AFP que atender las necesidades de los sectores más desfavorecidos y de la empobrecida clase media.
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