Dos puntos serán bastante complejos para el Gobierno de izquierda de Pedro Sánchez, en el cual se acentúan las diferencias con Unidas Podemos, el bloque en la coalición al lado del dominante Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
El primero, el incremento de dos “Destructores” a los cuatro existentes en la base naval estadounidense de Rota, sur de España, anunciado por el presidente Joe Biden a Sánchez dentro de la cimera de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Requiere del visto bueno del Consejo de Ministros y luego de la aprobación por parte del Congreso. Se antoja un punto menos espinoso, aunque aumentar la capacidad de dispositivos antimisiles en España despierta recelos en lo que ahora llaman aquí “la izquierda de la izquierda”.
Igual mecanismo se aplicará al adelanto de Sánchez, de que el país ibérico asumirá el compromiso con la OTAN de elevar su presupuesto militar en un dos por ciento, diferido hacia 2029.
De entrada, cuenta con el rechazo de la líder de Podemos, Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, quien sentenció que los dineros del estado deberían destinarse a educación, salud y ayudas a la población en momentos críticos.
Mientras el panorama en el entramado político se proyecta enrevesado, con dudas si subsistirá la coalición PSOE-Unidas Podemos, una artista peruana echó más leña al fuego en torno a la OTAN y su desenfrenada carrera armamentística.
La pintora Daniela Ortiz pidió la retirada de la obra «Castas blancas» que forma parte de la nueva colección permanente del Museo Reina Sofía, en razón de que el centro cultural se prestó a uno de los actos de la cimera de la OTAN y nada menos, ofreció el Guernika de Picasso como sello de la visita.
Justamente, el pasado lunes integrantes de los movimientos «Extinction Rebellion» y «Fridays for Future» protagonizaron una protesta ante el Guernika, al fingir un desmayo masivo en el umbral del cuadro emblemático por la paz de Pablo Picasso, y exhibir pancartas en las que se leía «La guerra es la muerte de la gente. La guerra es la muerte del arte».
La obra de la joven peruana Ortiz afincada en Barcelona está incluida en la reciente ordenación de la colección permanente del museo, titulada «Vasos comunicantes. Colección 1881-2021», en la cual aborda cuestiones como la nacionalidad, la raza o la clase social, con mensaje crítico al poder colonial y capitalista.
En una carta dirigida al museo, calificó de aberrante que una pintura como el Guernika, denuncia de los horrores de guerra, «sea utilizada como telón de fondo para aquellas figuras políticas que deciden imponer la guerra a nivel global».
El museo no puede utilizar las obras de los artistas para fines de organizaciones que imponen la guerra y la violencia como la OTAN, apostilló Ortíz.
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