En el corazón de la cordillera de Los Vosgos, el pelotón multicolor desafiará al primer gran muro de la edición 109 de la Grande Boucle, con sus mil 140 metros sobre el nivel del mar, una escalada de siete kilómetros y pendiente media del 8,7 por ciento, que coronará un trayecto de 176,3 kilómetros con partida en Tomblaine.
Para el esloveno Pogacar, campeón de los últimos dos Tour, la Planche des Belles Filles representa gratos recuerdos, porque fue en su cima que labró en 2020 su sorpresiva victoria en la carrera más famosa del mundo, destrozando entonces los sueños de su compatriota Primoz Roglic, a las puertas de los parisinos Campos Elíseos.
La estación de esquí es considerada ya una leyenda, pese a su juventud, ya que debutó en 2012 en la ruta del clásico y será esta la sexta vez que se deje visitar por los pedalistas.
Antes, la Planche des Belles Filles fue decisiva en los triunfos del británico Chris Froome (2012) y del italiano Vicenzo Nibali (2014).
En esta versión del Tour de Francia, el puerto de montaña de Los Vosgos precede a las enormes cimas que los ciclistas encontrarán en Los Alpes y Los Pirineos, algunas de ellas fuera de categoría, por lo que se sería muy apresurado decir que constituirá la de esta tarde una escalada definitoria.
Para el director de la Grande Boucle, Christian Prudhomme, la etapa demostrará la forma física de los principales aspirantes al podio.
Después de seis etapas, Pogacar lidera la clasificación general individual, con solo cuatro segundos de ventaja sobre el estadounidense Nielson Powless (EF Education-EasyPost) y 31 sobre el danés Jonas Vingegaaard (Jumbo-Visma), subcampeón el año pasado.
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