El líder del Movimiento al Socialismo, Evo Morales, dijo en su cuenta en Twitter que “Estados Unidos en lugar de publicar informes antidroga sesgados, manipulados y con fines puramente políticos, debiera mirarse en el espejo de su descomposición política y social”.
Agregó que deberían “asumir su responsabilidad frente al consumo interno desbocado, al lavado de dinero en sus paraísos fiscales, a la producción genocida de armas y a su impulso suicida de provocar guerras y destruir la madre naturaleza”.
Por su parte, el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, dijo en conferencia de prensa que el texto en cuestión falta completamente a la verdad, a la realidad nacional y contradice al informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc, por su siglas en inglés) —un organismo que “hace trabajo de campo”—, por tanto solo busca mentir al pueblo boliviano, resaltó.
“Calificamos el informe como político, unilateral y con una metodología débil», sentenció Castillo.
Asimismo, lo consideró como uno más de los diversos mecanismos con los que Estados Unidos pretende mantener su control geopolítico en distintas partes del mundo, y denunció que el objetivo de la “guerra contra las drogas” es implantar bases militares y subordinar a los países.
La Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca (Ondcp, por sus siglas en inglés) publicó la víspera sus datos sobre la región andina, en los cuales estimó que en 2021 Bolivia registró 39 mil 700 hectáreas de cultivos de coca y una producción potencial de 317 toneladas de cocaína.
En tanto, reportó que en 2020 la cantidad de cultivos de ese producto fue de 39 mil 400 hectáreas y en 2019 de 42 mil 180, lo que indicaría un descenso durante el gobierno de facto de Jeanine Áñez (2019-2020) y un aumento en el actual del presidente Luis Arce.
De acuerdo con el informe, estas cifras son inferiores a las registradas en 2021 en Colombia (234 mil hectáreas) y en Perú (84 mil 400).
Además la Ondcp advirtió que “los niveles elevados de producción de cocaína en América del Sur representan un desafío de seguridad persistente para los países andinos y una amenaza para la salud pública en los Estados Unidos”.
Sin embargo, los datos que presentó la Casa Blanca son distintos a los que publicó en agosto del pasado año la Unodc que reportó que Bolivia tenía 25 mil 500 hectáreas de cultivo en 2019 y 29 mil 400 en 2020, un aumento del 15 por ciento durante la administración de Áñez.
En la Constitución boliviana vigente desde 2009 la hoja de coca está reconocida por sus usos tradicionales, medicinales y culturales, para lo cual por ley autoriza su cultivo en una superficie de hasta 22 mil hectáreas.
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