Según difundió el diario al-Watan, Moscú y Damasco pretenden con este despliegue frenar la operación militar que el presidente turco Recep Tayyeb Erodan prometió llevar a cabo para establecer una «zona de seguridad» en una franja fronteriza de 30 kilómetros de profundidad en el territorio sirio.
Los refuerzos de los uniformados sirios incluyeron armas pesadas que llegaron a las inmediaciones de las localidades de Mare, Azaz, Afrin, Tal Rifaat, menneg y Manbej, y todas fueron anunciadas blancos de la posible ofensiva de Ankara.
A su vez, las fuerzas rusas concentradas desde 2019 en la base aérea de Sarin en la localidad de Ain Arab al noroeste de Alepo recibieron nuevos refuerzos de personal y material logístico.
Por otro lado, activistas citados por el mismo medio, aseguraron que una calma cautelosa prevaleció en las líneas de contacto que separan el ejército sirio y la milicia FDS, por un lado, y el ejército turco y las agrupaciones que operan bajo su mando por el otro, en la localidad de Tel Tamer al noroeste de la provincia de Hasakeh.
Los uniformados turcos escalaron recientemente sus bombardeos contra el norte de Siria tras anunciar Ankara una ofensiva dentro del territorio con el argumento de eliminar la supuesta amenaza de las milicias kurdas.
Desde 2018 los militares de la nación euroasiática y agrupaciones armadas ilegales lograron mediante tres operaciones denominadas Ramo de Olivo, Fuente de Paz y Escudo del Éufrates controlar extensas áreas en las provincias sirias de Idlib, Alepo, Raqa y Hasakeh.
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