Lo hizo en la homilía del solemne Te Deum por al 201 aniversario de la independencia peruana, al evocar las imágenes del técnico argentino y de la marchista peruana.
Dijo que ambos, “desbordantes de generosidad, alentadores de nuestra esperanza, pero maltratados por el egoísmo estrecho de intereses equivocados nos reafirman en esta misión”.
Aludió así a la no renovación del contrato de Gareca tras siete años de destacada labor como técnico de la selección de Perú y a la demanda de la atleta para que el Estado apoye en mayor medida a todos los deportes.
El arzobispo exaltó a las dos figuras deportivas “porque siguen dejándonos el mismo legado que hemos de expandir hasta las estructuras más amplias de toda la sociedad peruana”.
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