De acuerdo con Nehammer, Austria siempre insistió en que las sanciones deben estar dirigidos contra sus objetos y no a los que las imponen.
Recordó que Austria, igual que Alemania, depende del gas ruso, y si la industria germana pierde la sostenibilidad, lo mismo pasará con la austriaca, advirtió.
El pasado 20 de julio, la Comisión Europea (CE) propuso un plan para reducir el consumo de gas en Europa en un 15 por ciento hasta la próxima primavera, al alegar que el bloque comunitario se expone a nuevos recortes en el suministro del producto desde Rusia.
Según la institución europea, el Kremlin utiliza sus exportaciones como arma, acusación que Moscú siempre negó.
Por su parte, el portavoz del presidente ruso, Dmitri Peskov, explicó que la disminución actual en los volúmenes de distribución está relacionada con las restricciones ilegales, impuestas por los propios países europeos.
La propuesta de disminución de importación del gas ruso fue recibida por algunos países de la UE como ineficaz e injusta, por lo que en una reunión en Bruselas los ministros de Energía de la región acordaron modificaciones al plan de la CE.
De esta forma, los países del bloque comunitario podrán elegir a nivel nacional las medidas a aplicar para reducir el consumo del fluido, las cuales no deben afectar los hogares, las instalaciones críticas y de defensa, y los centros médicos.
Además, algunos países quedan exentos de la reducción obligatoria del consumo, en concreto los que no estén conectados a sistemas gasísticos de otras naciones europeas.
Lo mismo se aplica a los países que no tienen sus redes eléctricas sincronizadas con el sistema de electricidad europeo, y que dependen mucho del producto para producir la energía.
Otros países pueden solicitar una excepción para poder adaptar sus compromisos de reducción de la demanda si tienen bajas interconexiones con otras naciones miembros, y pueden demostrar que su infraestructura se usa para redirigir las exportaciones de gas a otros Estados del bloque.
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