Distante unos 45 kilómetros de la capital española, tiene como núcleo una hermosa plaza muy conservada y de arquitectura popular, que lleva mucho mérito porque ha sido escenario de numerosas batallas, desde la Guerra de Sucesión hasta la Guerra de la Independencia. Es el mayor patrimonio de Chinchón.
Las plazas solían ser el único espacio público de las primitivas localidades peninsulares caracterizadas por un trazado urbano anárquico.
Como sucede con la mayoría de plazas mayores españolas, la de Chinchón se originó aprovechando una gran explanada que funcionaba como mercado y feria de ganado.
Su origen es medieval, del siglo XV, está rodeada por edificios porticados en madera e irregulares de tres plantas, y cuenta con 234 balcones con barandillas de madera y de hierro forjado; ha sido centro de disimiles actividades durante su larga existencia, como fiestas reales, proclamaciones, corral de comedias, corridas de toros, plató de cine, entre otras.
Hoy la plaza sigue siendo lugar de reunión, pero sobre todo de visitantes, sus balcones son perfectos miradores, algunos de ellos ocupados por mesas de los restaurantes.
El ambiente de los edificios es homogéneo y forma un magnífico telón de fondo de yeso, teja y madera, una madera pintada en verde por propia decisión de sus vecinos en referéndum.
Durante las fiestas patronales que se celebran a mediados de agosto, la Plaza Mayor de Chinchón se transforma en una plaza de toros. Y a finales del mes de febrero en un gran mercado medieval.
Esta deslumbrante plaza fue portada de la guía oficial de Los Pueblos más Bonitos de España, presentada en la Feria Internacional de Turismo 2020.
Las calles empedradas que salen de esta, o confluyen, discurren por diversos arcos y nos muestran edificios del XVII y XVIII de gran calidad; en general, casonas hidalgas con paramentos de mampostería recubierta de yeso y cubiertas de teja, la mayoría con una belleza sobria, carente de ornamentos.
Merece la pena caminar por ellas, conociendo la arquitectura popular y algunos edificios singulares. Abundan en la localidad varios inmuebles de piedra de sillar y mampostería. La mayoría de estas casas tienen escudos propios, recordando la opulencia de otros tiempos.
En este casco urbano, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1974, destacan la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y la Torre del Reloj.
Curiosamente, Chinchón es un pueblo que tiene una torre sin iglesia y una iglesia sin torre. Hablamos de la Parroquia de la Asunción y de la Torre del Reloj.
Esta iglesia carece de campanario ya que se construyó como capilla para los Condes de Chinchón, por lo que, al no tener la necesidad de llamada al culto para el resto de la población, no tenía sentido ese campanario. Su construcción se inicia en el 1534 y termina en el 1626.
En su interior se intuye el paso del tiempo a través de los estilos arquitectónicos que la han ido conformando: Gótico, Plateresco, Renacentista y Barroco. Atesora un lienzo de Francisco de Goya, La Asunción de la Virgen.
Por su parte, la Torre del Reloj es lo que queda de la antigua iglesia de Nuestra Señora de Gracia, la más antigua de Chinchón pues se tiene constancia de ella ya en el siglo XIV, pero fue destruida por las tropas francesas en el año 1808.
Ha sufrido varias restauraciones, en la primera, que se realizó en el siglo XVIII, se le colocó el reloj, pero la más importante se llevó a cabo en el siglo XIX.
Cuentan las crónicas antiguas que las campanas de la torre repicaban para convocar a los vecinos, para que, reunidos en el pórtico de la iglesia de Santa María de Gracia, tratasen los asuntos propios de la gobernación del pueblo.
Merece también la pena acercarse a conocer otros lugares de interés como el Convento de las Clarisas, las Ermitas de San Antón y San Roque, el Teatro Lope de Vega, la Casa de la Cadena o el Convento de San Agustín, convertido en la actualidad en Parador.
Finalmente, frente a la iglesia hay un mirador desde el cual se aprecian unas maravillosas vistas de paisajes ocres, racimos de casas agrupadas en cerros que resguardan la singular Plaza Mayor y sus callejas recorren la vida y la historia del pueblo con el encanto de lo que fuera una villa siglos atrás.
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(*) Corresponsal de Prensa Latina en España