A tres años de su partida física, el 6 de agosto de 2019, el mundo la recuerda mediante sus escritos que, al decir de los especialistas, evidencian la combinación precisa entre violencia, lirismo y agudeza de observación psicológica y social.
Fueron las noveles el plato fuerte de su creación que la reconoce en obras como La canción de Salomón, escrita en 1977 y con la cual ganó el prestigioso galardón de la Academia Sueca y el Premio del Círculo Nacional de Críticos de Libros.
Diez años después aparecería Beloved (1987), otra narrativa que le valió un Premio Pulitzer de Ficción y la suficiente experiencia para adentrarse en un centenar de historias para adultos y niños, obras de teatro, óperas y textos de ficción.
Sin embargo, la producción literaria de Morrison llegó cuando rozaba los 40 años de edad y atesoraba una interesante actividad académica en varios centros estadounidenses como la Texas Southern University, la Estatal de Nueva York y la Princeton.
Miembro de la Academia Americana de las Artes y las Letras y del Consejo Nacional de las Artes, Toni Morrison fue, en palabras del expresidente Barack Obama: un tesoro nacional, fuerza, esperanza e historia, buena narradora y cautivadora, tanto en persona como en la página.
Para la literatura de habla inglesa su muerte devino la pérdida de «una voz/palabra auténtica, con una capacidad inigualable para narrar elegantes argumentos y dueña de novelas singulares, caracterizadas por la fuerza visionaria y la importancia poética”.
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