¡Dejen de armar a Israel, dejen de bombardear a Gaza!, corearon los manifestantes congregados frente a la residencia oficial de los primeros ministros británicos en el número 10 de Downing Street, en respuesta a la convocatoria lanzada por la coalición pacifista Stop the War, la Campaña de Solidaridad con Palestina (PSC) y otras organizaciones del Reino Unido.
Israel lanzó la semana pasada un nuevo ataque contra los territorios palestinos ocupados, con saldo de 44 muertos, entre ellos 15 niños, y más de 300 heridos entre la población civil.
Al respecto, el director de la PSC, Ben Jamal, aseguró a la multitud que el cese del fuego logrado después de tres días de bombardeos no significa que las tropas israelíes dejarán de hostigar y amenazar a los palestinos.
En un aparte con Prensa Latina, Jamal comentó que además de la capacidad de los palestinos para resistir la ocupación israelí, para lograr la independencia definitiva de ese pueblo árabe se necesita construir un movimiento global de solidaridad similar al que ayudó a derrocar al régimen del apartheid en Sudáfrica.
El régimen israelí no puede sostenerse sin la complicidad de gobiernos como el británico, y de las compañías y bancos que ofrecen apoyo financiero para que pueda ejercer un control ilegal sobre la vida de los palestinos, aseveró.
Aunque el Reino Unido aboga públicamente por una solución al conflicto israelo-palestino que contemple la coexistencia de ambos Estados, Londres es uno de los principales proveedores de armas de Tel Aviv.
Según la Campaña contra el Comercio de Armas, desde la llegada al poder del Partido Conservador británico en 2015, este país vendió armamento a Israel por valor de 442 millones de libras esterlinas (cerca de 540 millones de dólares).
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