El pueblo afgano enfrenta todavía las sanciones económicas impuestas por la Casa Blanca y sus aliados de Occidente, que congelaron en sus bancos nueve mil millones de dólares en activos, mientras fueron detenidos los proyectos de desarrollo.
Alrededor de 25 millones de personas viven actualmente en la pobreza, según un informe de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
También, el mercado laboral podría perder 900 mil puestos de trabajo este año, pues las empresas luchan por mantenerse a flote mientras las mujeres y niñas siguen sin poder acceder a la enseñanza secundaria y a la economía formal.
Pese a la asistencia humanitaria que llega al país, el pueblo afgano sigue necesitando urgentemente la ayuda internacional, alertó la OCHA.
El Coordinador Humanitario para Afganistán, Ramiz Alakbarov, apuntó que la razón del empeoramiento de la situación económica en Afganistán es la congelación de los activos bancarios nacionales por parte de Estados Unidos.
La escala de las necesidades supera con creces la capacidad de respuesta de los actores humanitarios para satisfacerlas y no será posible hacer que la población pase de un modo de supervivencia a otro de prosperidad a menos que se restablezca una economía y un sistema bancario que funcionen, indicó Alakbarov.
«Estamos en un desastre económico, con desempleo y pobreza absoluta, sin ahorros, con un valor muy bajo de la moneda y con precios altos», dijo el economista Fahim Abasi.
Un informe publicado por la ONU el 20 de marzo pasado señala que 500 mil afganos perdieron su empleo en los seis meses anteriores y más del 90 por ciento de la población vive por debajo del umbral de la pobreza.
Cientos de programas de infraestructura dejaron de funcionar tras la toma de Kabul por los talibanes el 15 de agosto del pasado año y fue suspendido el Proyecto Carta de los Ciudadanos, el mayor programa para reducir la pobreza y crear puestos de trabajo.
La organización internacional Save the Children advirtió que la situación de los niños afganos es terrible, con la gran mayoría de ellos forzados a trabajar mientras el 97 por ciento de las familias no puede preparar comida para sus hijos y éstos van a la cama con hambre.
«Están exhaustos y consumiéndose, pasando sus días trabajando duro en fábricas de ladrillos», denunció el director de agrupación en Afganistán, Chris Nyamandi.
En lugar de ir a la escuela, los menores se ven obligados a realizar trabajos como recolectar basura y limpiar casas para ganar el sustento, agregó.
La crítica situación afgana está marcada además por una intensa sequía que mermó la producción agrícola y aumentó la carencia de agua, así como las sanciones impuestas por Estados Unidos y Occidente que recortaron miles de millones de dólares en ayuda al desarrollo.
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