En su Panorama Laboral para la región, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) precisó que si bien América Latina y el Caribe fue una de las zonas de mayor crecimiento en 2021, luego del fuerte impacto de la Covid-19, la ralentización de este año frena la recuperación de los mercados laborales.
Dicho análisis arrojó que el bajo desempeño económico, la elevada inflación y la crisis global agudizada por la guerra en Ucrania tienen un efecto no sólo en la tasa de empleo, sino en la calidad de los trabajos.
La OIT señaló que, independientemente de los promedios regionales, cada país tiene realidades diferentes, como lo mostraron 10 de 14 naciones examinadas que no alcanzaron su nivel de empleo del 2019 durante el primer trimestre del año, y que sólo tres de ellas recuperaron la tasa de participación económica previa a la pandemia.
Esa agencia de Naciones Unidas destacó que la recuperación del empleo se basó en los trabajos informales, a los que se atribuye entre el 50 y el 80 por ciento de ese repunte, lo que significa que al menos uno de cada dos trabajadores se desempeña en condiciones de informalidad, con todo lo que esto implica.
La autora principal del estudio y especialista regional de la OIT en economía laboral, Roxana Maurizio recordó que la informalidad es un problema estructural de la región, y señaló que ese tipo de empleo es inestable, en general con bajos ingresos y sin protección ni derechos laborales.
Estimó, además, que la actual situación económica y la inflación afectan el nivel de los ingresos reales, generando una pérdida de poder adquisitivo, lo que da origen al fenómeno del trabajador pobre.
Maurizio refirió que esa situación demanda implementar políticas de creación de puestos de trabajo formales, reforzar las instituciones laborales como el salario mínimo y la negociación colectiva, apoyar a las empresas y garantizar el acceso universal a la protección social y sostenimiento de ingresos a los empleados vulnerables.
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