Biden escogió el Día del Trabajo, fecha que desde 1882 se celebra aquí el primer lunes de septiembre, para hablar en el Milwaukee Laborfest (Wisconsin) y luego en Pittsburgh pronunciar un discurso ante el sindicato local 2227 de la Unión de Trabajadores Siderúrgicos (United Steelworkers of America).
El mandatario presumió desde allí de los logros de su administración, reiteró que es un defensor de los sindicatos y advirtió que «la democracia está en juego» porque el expresidente Donald Trump (2017-2021) y sus simpatizantes no quieren admitir aún que perdieron las elecciones de 2020.
Además, aprovechó la oportunidad en Wisconsin para lanzar ataques contra el senador Ron Johnson (republicano), uno de los más vulnerables por la fuerza roja que se presentan a la reelección en noviembre. Johnson se enfrentará al demócrata Mandela Barnes.
En Pensilvania, Biden no invocó el nombre de Mehmet Oz, el aspirante republicano a la Cámara Alta que competirá con el demócrata John Fetterman; sin embargo, hizo una alusión directa a Trump respecto a sus acusaciones infundadas de que las últimas elecciones le fueron robadas.
Tanto Fetterman como Barnes se preparan para unas reñidas elecciones en estados críticos que ayudarán a determinar si los azules pueden retener el control del Senado más allá de noviembre.
Fetterman, vicegobernador de Pensilvania, cobró notoriedad a nivel nacional por ser un fuerte crítico de Trump que, por cierto, respalda a su contrincante Oz.
La organización no partidista Cook Political Report vaticinó que el escaño del Senado por Pensilvania se pintará de azul.
Trump ganó las presidenciales de 2016 gracias a lo que le aportaron los estados históricamente demócratas de Pensilvania, Wisconsin y Michigan, pero el demócrata los recuperó a los tres en 2020.
Bastaría que repitieran esos resultados de hace casi dos años y lograrían un escaño más en el Senado con lo cual romperían la actual paridad 50-50 que tiene en la vicepresidenta Kamala Harris el voto de desempate.
Los comicios de mitad de mandato (midterms) del 8 de noviembre auguran, pese al relativo impulso de los demócratas en las últimas semanas, ganancias para los republicanos.
Dentro de unos 60 días se renovarán los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 35 de los 100 asientos del Senado; además, los estadounidenses definirán otros cargos a escala local y estadual.
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