A juicio de sus opositores, estas criticadas iniciativas interfieren en las decisiones de las mujeres sobre la reproducción y los vínculos que tienen con los proveedores de atención médica.
Sin embargo, el gobernador de Montana, el republicano Greg Gianforte, elogió tres leyes promulgadas por él la víspera contra la interrupción del embarazo y escribió en la red social Twitter que la vida es preciosa y deber ser protegida.
Por una de esas normativas, queda prohibido la realización del aborto después de las 20 semanas de gestación.
En tanto, las otras dos requieren que los médicos ofrezcan a las embarazadas la opción de ver un ultrasonido antes de dicho procedimiento y que las píldoras abortivas sean administradas en persona, no de otra manera.
Tales medidas, consideraron diversas voces, afectarán a féminas de bajos ingresos monetarios, residentes en áreas rurales y de comunidades nativas.
Por su parte, el gobernador de Oklahoma, el republicano Kevin Stitt, también rubricó ayer tres leyes dirigidas a minimizar las opciones de abortar si las mujeres desean hacerlo.
Solamente un médico con licencia para ejercer la profesión en ese estado y certificado en obstetricia y ginecología podrá interrumpir un embarazo, y ante posibles violaciones las penas para los infractores oscilarán de uno a tres años de cárcel, estipula una de las iniciativas.
Asimismo, nadie puede inducir a una mujer a un aborto después del final del primer trimestre de quedar encinta, a menos que se realice en un hospital.
Otra de las normas tipifica como una conducta no profesional ejecutar dicha práctica, excepto que los galenos busquen evitar la muerte de la madre o un deterioro físico sustancial o irreversible que la ponga en riesgo del deceso.
Finalmente, la tercera legislación establece que no se podrá realizar un aborto sin determinar antes si el niño por nacer posee un latido cardíaco detectable.
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