Truss, quien la víspera reemplazó al dimitente Boris Johnson tras ganar el concurso interno de liderazgo celebrado por el gobernante Partido Conservador, nombró a varios de sus aliados más incondicionales en algunos puestos claves.
Según se informó, la vice primera ministra será Theresa Coffey, quien también ocupará la cartera de Salud, mientras que James Cleverly se ocupará de las Relaciones Exteriores, cargo que desempeñaba hasta ahora la flamante gobernante.
Suella Braverman, quien compitió contra Truss en las primeras rondas eliminatorias para escoger al sustituto de Johnson, estará al frente del Ministerio del Interior, Kwasi Kwarteng pasará a encargarse de la Economía, y Jacob Rees-Mogg será el titular de Empresa y Energía.
Uno de los pocos que mantendrá el mismo cargo que ostentaba bajo el mandato del defenestrado Johnson es Ben Wallace, ratificado como ministro de Defensa.
En su primer discurso a la nación la víspera, tras recibir el beneplácito de la reina Isabel II para formar gobierno, Truss prometió implementar cuanto antes un “plan audaz” para lidiar contra la crisis del costo de la vida y el aumento de la tarifa energética que afectan a millones de británicos.
Reduciré los impuestos para recompensar el trabajo duro e impulsar el crecimiento de las empresas y las inversiones, aseveró la gobernante desde las afueras de la residencia oficial de los primeros ministros británicos en el número 10 de Downing Street.
Truss se comprometió además a tomará medidas para resolver la crisis energética, para que la gente, dijo, no reciba facturas eléctricas impagables, a atender los problemas del sistema nacional de salud pública, e invertir en hospitales, escuelas, carreteras y la internet de banda ancha.
Aunque todavía no se conocen detalles de su plan para enfrentar la crisis energética, el diario The Times aseguró que una de las medidas será congelar el precio tope de la tarifa eléctrica en dos mil 500 libras esterlinas anuales (unos dos mil 800 dólares).
A finales de agosto, el regulador de la energía anunció que a partir de octubre las compañías de electricidad y gas podrían cobrar a sus clientes hasta tres mil 549 libras esterlinas (unos cuatro mil 200 dólares) anuales por el servicio, lo que representó un incremento del 80 por ciento con respecto al límite impuesto en abril.
El congelamiento del precio de la tarifa energética es la propuesta que defiende el Partido Laborista, por lo que se espera que el tema ocupe la mayor parte del primer intercambio de Truss este miércoles con el líder de la oposición parlamentaria, Keir Starmer.
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