En su discurso en el debate temático de alto nivel sobre cooperación digital y conectividad, señaló que esas inequidades amenazan con convertirse en una nueva cara de la desigualdad.
La pandemia mundial no ha hecho más que exacerbar y subrayar este problema, advirtió.
Bozkir recalcó que sin una mayor y más inclusiva cooperación en estos temas, la expansión de la conectividad digital también podría traer el riesgo de incrementar las desigualdades.
Las tecnologías cambian las reglas del juego y son fundamentales para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible y superar la crisis sanitaria, pero no veremos todos los beneficios de la era digital si no abordamos estas divisiones, observó el diplomático turco.
Actualmente, detalló el titular de la Asamblea general de la ONU, más de tres mil 700 millones de personas están desconectadas digitalmente en todo el mundo y no tienen la opción de trabajar o aprender de forma remota.
Por ello es tan importante garantizar un empoderamiento digital equitativo para todos, y acelerar este tipo de progresos.
Las personas deben estar en el centro del enfoque para garantizar que nadie se quede desconectado, insistió.
Por su parte, la secretaria general adjunta de la ONU, Amina Mohammed, destacó cómo las tecnologías aumentan la capacidad humana y brindan nuevas oportunidades para las personas y las sociedades.
Pero incluso cuando reconocemos su vasto potencial, debemos enfrentar los riesgos como la cada vez mayor difusión de información errónea, la incitación al odio, el abuso infantil en línea y el extremismo violento, expresó.
En las manos equivocadas, añadió, son herramientas para violar los derechos humanos y participar en actividades terroristas.
Además, apuntó, las tecnologías digitales pueden reforzar y, de hecho, acelerar las desigualdades.
Cuando el mundo se vuelve más dependiente digitalmente, quedarán excluidos quienes permanezcan desconectados, lamentó.
En estos momentos, precisó Mohammed, casi la mitad de la población mundial sigue sin conexión.
Ante tal situación, indicó la alta funcionaria de ONU, es necesario un esfuerzo común, con la colaboración de los gobiernos nacionales y locales, el sector privado, la sociedad civil, la academia y las organizaciones multilaterales.
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