El Gobierno revisa el esquema de comercio de emisiones porque la práctica no está en consonancia con los esfuerzos internacionales para mantener el calentamiento por debajo de niveles catastróficos, agregó Carr durante su intervención en la Conferencia Empresarial y Climática de Nueva Zelanda.
El especialista señaló que los planes del país para reducir las emisiones dependen demasiado de la plantación de árboles para absorber el exceso de dióxido de carbono, en lugar de reducir la cantidad de gases dañinos que se liberan a la atmósfera.
Otros países se vuelven cada vez más escépticos sobre el uso de compensaciones. Así que las empresas aquí necesitan adaptarse a ese nuevo paradigma, o arriesgarse a perder clientes internacionales ante aquellos competidores que sí pueden fabricar productos más sostenibles en otros lugares, advirtió Carr.
En la actualidad, las mayores amenazas para una empresa no las representa un regulador que aparece y pone un precio a las emisiones; son los bancos e inversionistas que no están dispuestos a prestarte el dinero porque básicamente tus competidores obtuvieron el capital, se quedaron con tus clientes y te dejaron fuera del negocio, añadió.
Sobre el tema, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, advirtió en reiteradas ocasiones que las empresas que no comenzaron a reducir sus emisiones de gases dañinos al medio ambiente se enfrentan a quedarse atrás en el mercado global.
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