A diferencia del resto de los funerales de la monarca, que fueron transmitidos en directo durante los 10 días que duró el homenaje, en esta ocasión no hubo cámaras de televisión, porque según informó la casa real, se trató de un evento familiar profundamente personal.
Isabel II, quien falleció el 8 de septiembre a los 96 años, descansará junto a su esposo Felipe en una cripta de la capilla de San Jorge, anexa al castillo ubicado en las afueras de Londres.
El traslado del féretro a su última morada se produjo después de un servicio religioso en la propia iglesia, al que asistieron unas 800 personas, y que fue transmitido al mundo por la cadena pública BBC.
Los funerales de Estado se celebraron en la mañana de este lunes en la Abadía de Westminster, en el centro de Londres, con la presencia de decenas de mandatarios, reyes foráneos y otros dignatarios locales y extranjeros.
Cientos de miles de personas también hicieron filas de hasta 14 horas para ver el ataúd de la reina en la capilla ardiente que estuvo abierta en el Palacio de Westminster, sede del Parlamento británico, durante cuatro días.
Decenas de miles más se alinearon este lunes en las calles de Londres para despedir el cortejo fúnebre de la soberana, cuyos 70 años de reinado son los más largos en la historia de la monarquía británica.
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