«Lo primero que hay que reconocer es lo doloroso, lo traumático y los frustrante que significa que una expresión de un país y de su pueblo para apoyar la paz en otra nación sea destruida con una calificación como patrocinador del terrorismo», subrayó en entrevista con Prensa Latina.
Además, «que las consecuencias las siga sufriendo ese pueblo cubano tan maravilloso que manifestó su solidaridad con el pueblo de Colombia», añadió.
Lo trágico aquí es el desconocimiento del derecho internacional, el desconocimiento de la solidaridad, aquí lo trágico es el aval a la guerra sin importar las consecuencias en miles y millones de inocentes, enfatizó el alto comisionado para la paz.
Acerca del apoyo que el gobierno de Estados Unidos manifiesta a la paz en Colombia, Rueda señaló que, de no remover a Cuba de la espuria lista, habría una incoherencia.
«Creemos que es muy importante lograr la coherencia en la política externa y el espaldarazo que el gobierno de los Estados Unidos ha dado al proceso de la paz total en Colombia debería derivar en que Cuba y su pueblo sean sacados de esa lista de países patrocinadores del terrorismo», manifestó el funcionario a Prensa Latina.
Recalcó que las consecuencias por esa designación aplicada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos «son muy graves», no solo para la legalidad internacional, sino para un pueblo solidario que está sufriendo las implicaciones de haber participado como garante de un proceso que pretende lograr la paz en Colombia.
«No puede haber incoherencia en esa política de respaldo a nuestro país y desconocimiento de las graves consecuencias que hubo por una decisión tomada en el anterior gobierno» de Iván Duque (2018-2022), recalcó.
Una reciente campaña para excluir a Cuba de la lista estadounidenses comenzó en la sociedad civil de Estados Unidos con el impulso de la organización defensora de los derechos humanos CodePink, y que fue presentada en Colombia en el Primer Encuentro Internacional Caribe es Mujer celebrado bajo el auspicio de Lilia Solano.
En esa cita las colombianas, las caribeñas y otras mujeres de Latinoamérica, también hicieron suya la campaña, al tiempo que destacados intelectuales colombianos como Jairo Estrada y Patricia Lara, así como la iglesia, en particular la presbiteriana también refrendaron la iniciativa.
De igual forma un grupo de 80 congresistas colombianos enviaron una carta a sus homólogos de Estados Unidos para pedir sea removida a Cuba de la lista en la que nunca debió estar.
«Como alto comisionado hemos expresado desde el comienzo nuestra solidaridad con el pueblo cubano. Hemos expresado junto al canciller Álvaro Leyva, en el reinicio del escenario de diálogos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), una reparación de ese daño causado, reconociendo que fue pisoteada la dignidad del pueblo cubano, de Colombia y la importancia de que sea quitado de esa lista», recalcó.
En mayo de 2020, a pocos días del fin del mandato de Donald Trump, Cuba fue incluida en la cuestionada lista y el entonces comisionado para la paz Miguel Ceballos aseguró que fue un espaldarazo del gobierno estadounidense al colombiano.
Para su inclusión, se usó el falso argumento de la negativa del gobierno de Cuba (garante del diálogo de paz entre el Ejército de Liberación Nacional y el Estado colombiano) a una solicitud de Duque, quien exigió la extradición de los líderes negociadores de del ELN luego de un atentado a una academia de policías de Bogotá.
Esa exigencia del exmandatario se hizo a pesar de conocer la existencia de protocolos diseñados y acordados por las partes con atención estricta a las disposiciones del derecho internacional para la solución de conflictos armados internos, incluido el protocolo para el evento de la ruptura de las conversaciones.
La inclusión en la lista supone un grupo de sanciones que, aunadas al bloqueo económico, financiero y comercial que de por sí genera graves daños y penurias al pueblo cubano, agrava esa situación.
Entre ellas están, la vigilancia de las exportaciones con doble objeto, las restricciones en la ayuda económica, financieras, bloqueo de créditos en el Banco Mundial e instituciones similares, posibilidad de prohibir a ciudadanos estadounidenses entablar relaciones financieras con esos países, entre otras.
El concierto de voces para excluir a Cuba de esa arbitraria lista crece en Colombia, al tiempo que la búsqueda de la paz también es un objetivo primordial.
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