En la sesión plenaria convocada para la elección del mandatario, cuya autoridad en lo esencial es ceremonial, participaron 269 de los 329 diputados con que cuenta el órgano legislativo que hasta hoy fracasó en escoger un candidato para llenar el vacío en el sillón Ejecutivo.
Entre principios de febrero y fines de marzo el parlamento iraquí trató sin éxito de seleccionar un candidato para ocupar el cargo, vacante desde que el líder chiita Muqtada al Sadr ganó las elecciones parlamentarias, pero no consiguió los votos necesarios para formar gobierno.
Al Sadr retiró a sus seguidores miembros del Legislativo y anunció su salida de la política, acción que detonó una grave erupción de disturbios políticos en esta capital y otras ciudades.
Horas antes del inicio de la sesión parlamentaria las proximidades de la sede del parlamento fueron blanco de un bombardeo con cohetes autopropulsados que causó un número aún por contabilizar de muertos y heridos, militares y civiles.
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