Los torrenciales aguaceros están concentrados en 19 estados del centro y el oeste del continente con su secuela de damnificados que, acorde con estadísticas, suman cinco millones de seres humanos privados de alimentos y agua potable y sumergidos en la categoría de desplazados internos tras perder sus parcelas de cultivos casi todos de subsistencia.
Estudios someros cifran en un millón de hectáreas las áreas de cosechas devastadas por los torrentes derivados de las inclementes lluvias.
Las inundaciones provocadas por los torrenciales aguaceros añaden nuevas penurias a las tragedias por conflicto, la crisis económica causada por la pandemia de COVID-19 y el alza indetenible de los precios de productos básicos, señala el reporte, firmado por Chris Nikoi, director para África occidental del PMA.
Pero los millones de seres humanos cuyas vidas están amenazadas no son las únicas víctimas: otros 43 millones de africanos encaran graves problemas alimentarios y la agencia de la ONU teme que la situación empeore en los próximos meses.
Los temores de en modo alguno son gratuitos porque las previsiones meteorológicas coinciden en que las precipitaciones en la zona continuarán al menos en el futuro mediato.
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