“Quiero agradecer en primer lugar al pueblo venezolano por la invitación” para estar aquí, expresó en entrevista con Prensa Latina.
El fundador del grupo multidisciplinario Movimiento de Artistas Independientes de El Salvador consideró enormemente simbólico la realización de este Festival en las actuales circunstancias porque “se han dado cosas increíbles en apenas dos días”.
Primero, recordó, fue conocer el poema Mi delirio sobre el Chimborazo, escrito por Simón Bolívar en 1822, el cual tiene todavía mucho de contemporáneo porque “al final de cuentas es enormemente profético también”.
Lo segundo, el interés visto en el pueblo venezolano por el tema de la poesía y esa inauguración de una Escuela Nacional que se extenderá por todo el país, apuntó.
Solo eso, comentó, es un hecho que no conozco en ningún lugar del mundo, me parece totalmente inédito y es en un principio “un acto poético que viene siendo parte de una serie de acontecimientos como el encuentro binacional con los poetas colombianos», desarrollado en septiembre.
Subrayó que también le llamó la atención la presencia del presidente venezolano, Nicolás Maduro, en la inauguración del Festival y la entrega del Premio Nacional de Historia, lo cual, opinó, le pareció excepcional.
Alfaro consideró lo visto como esperanzador en este “mundo tan convulso” y en el cual la poseía “nos da ciertas certezas ante esta incertidumbre global que vivimos”.
La poesía se convierte en ese hálito para vivir y subsistir en un mundo que de alguna manera se vuelve un tanto hostil, manifestó el también periodista.
Nacido en 1973 en San Salvador, Alfaro declaró que su obra siempre tiene que ver con la poesía de su país y las raíces de “nuestro gran hermano y poeta mayor Roque Dalton”, y también con los acontecimientos que El Salvador está viviendo ahora.
“Hemos vuelto a retomar la poesía comprometida, la poesía social”, aseguró.
El autor de los libros Proclive y Amargura, comentó que él pertenece a la generación de las postguerra y los jóvenes estamos alejados de sus contenidos porque estamos “tratando de cambiar la voz poética del país”.
Sin embargo, admitió, el compromiso social de nuestros pueblos “nos exige a los poetas volver a retomar nuestros orígenes y raíces”.
Mi propuesta en este momento, remarcó, es eso, “vivir, traer y hablar de poesía comprometida, de la situación que atraviesa mi país, mediante la poética que hago”.
Interrogado sobre si ve a la poesía un arma importante para contrarrestar los efectos nocivos que circundan al ser humano, el bardo salvadoreño citó a Gabriel Celaya cuando dijo: “la poesía es un arma cargada de futuro”.
De hecho, apuntó, vuelvo a retomar las palabras de Roque Dalton, que nos enseñó a nosotros en uno de sus versos más hermosos: “poesía, perdóname por haberte hecho comprender que no estás hecha solo de palabras”.
La poesía es acción, es transgresión y también tiene que servir como esa arma para venir y superar todas las adversidades en este mundo, aseguró.
Pero no solo eso, sentenció, yo creo y sostengo que la humanidad va a sobrevivir, incluso fuera de este planeta o en cualquier región del espacio, por una acción poética: “la de salvar el alma del hombre”. lam/jcd