Entre esas medidas, el órgano orientó apagar las luces de su fachada durante la madrugada y promover el uso del transporte público de sus empleados.
Las luces de las salas de reuniones y de las oficinas dentro del edificio del Parlamento se apagarán cuando estén vacías, como sus aires acondicionados, que tendrán que estar ajustados a una temperatura máxima de 25 grados, informó el ente.
Otras disposiciones conciernen al incremento de los espacios para estacionar bicicletas y la limitación de los cargadores para vehículos eléctricos.
Asimismo, los conductores tendrán que apagar los motores de sus vehículos cuando estén estacionados en los alrededores del Parlamento.
El primer ministro luso, António Costa, anunció a principios de septiembre un paquete de disposiciones valorado para apoyar la renta de los hogares portugueses con el objetivo de mitigar los efectos de la inflación y el aumento del coste de la energía.
Pero Portugal no es el primer Gobierno europeo de lanzar iniciativas similares de cara al invierno, pues el Ejecutivo alemán acordó también un paquete de ayuda de más de 65 mil millones de euros para paliar la crisis energética.
Mientras, el parlamento heleno notificó en septiembre que apagaría las luces de su fachada durante la noche con la vista puesta en ahorrar energía, tal y como explicó el presidente de la Cámara, Kostas Tasoulas.
La crisis energética en los países del llamado viejo continente se agravó después del estallido de conflicto bélico en Ucrania del Este, por lo que algunos de sus integrantes fueron obligados a replantearse su política energética.
Rusia anunció el 24 de febrero una operación militar especial en Ucrania en respuesta al pedido de ayuda de los líderes de las repúblicas de Donbass, tras lo cual varias naciones occidentales impusieron numerosas sanciones contra el gigante euroasiático.
El presidente ruso, Vladimir Putin, expresó al respecto que las restricciones de Occidente en contra su nación dañan las economías de los países que las imponen y también provocan una crisis global.
De acuerdo con él, la obsesión por las medidas punitivas conducirán inevitablemente a las consecuencias más difíciles e intratables para la Unión Europea, para sus ciudadanos, así como para los estados más pobres que ya enfrentan los riesgos del hambre.
mv/amp