Estudios realizados en la planta de tratamiento de aguas residuales de la instalación militar revelaron la existencia de compuestos orgánicos nocivos derivados del flúor como PFOS (sulfonato de perfluorooctano) y PFOA (ácido perfluorooctanoico), en concentraciones que superan hasta 172 veces los valores de referencia del gobierno nipón.
Uechi destacó en conferencia de prensa que, en aras de la tranquilidad de los ciudadanos, la ciudad situada en la prefectura de Kanagawa deseaba realizar su propia pesquisa en el enclave naval para verificar la eficacia de medidas anticontaminantes, entre las cuales destaca la instalación de un filtro de carbón activado.
El permiso para entrar a la base será discutido y decidido por el comité conjunto Japón-Estados Unidos. El ejército del país norteamericano no suele consultar a la parte nipona ni obtener el consentimiento de la población local para descargar sus residuos pese a las toxinas.
Cualquiera que sea la respuesta a la solicitud, la alcaldía de Yokosuka insistirá en la búsqueda de las causas que originaron la presencia de las sustancias químicas potencialmente cancerígenas en los vertidos de agua de la unidad militar y fortalecerán las acciones de respuesta, reseñó la cadena de noticias NHK.
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