La conocida diva del Buena Vista Social Club, agrupación que revivió el interés internacional por la música tradicional cubana, integró el selecto catálogo de intérpretes que ubicaron a la isla caribeña en el pentagrama sonoro del mundo junto a Eliades Ochoa, Ibrahim Ferrer y Compay Segundo.
La popularidad de la novia del feeling, como la llaman también en la nación antillana, marcó a toda una generación amante del difundido género que nació en la primera mitad del siglo XX.
Dueña de una excelente voz que aún mantiene en sus conciertos a pesar de la avanzada edad, la artista ganó notoriedad como integrante del cuarteto Las D’Aida, junto a su hermana Haydée, Elena Burke y Moraima Secada.
Todavía hoy su impronta musical late fuerte en toda Iberoamérica, al punto que los reyes de España le concedieron la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, máximo galardón entregado a personas y entidades sobresalientes en el campo de la creación artística y cultural.
Recientemente la cantante añadió otra colaboración exitosa al ser invitada por la compositora y productora musical mexicana, Natalia Lafourcade, para compartir la prestigiosa escena del Carnegie Hall en Estados Unidos.
Omara, quien nació en La Habana en 1930 y comenzó su carrera en 1945 como bailarina del famoso cabaret Tropicana, es considerada una de las grandes exponentes de la música tradicional de la isla caribeña y, además de su voz, su cubanía la identifica en cada presentación.
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