Durante el espacio radiotelevisivo Mesa Redonda, Laura Pujol, subdirectora general de Asuntos Consulares y Cubanos Residentes en el Exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores, detalló que esas disposiciones de Washington deterioraron, junto a la crisis mundial, las condiciones de vida en el país.
De acuerdo con la funcionaria, la actual situación es un fenómeno subsecuente a los dos años de pandemia, durante los cuales estuvieron prácticamente interrumpidas las comunicaciones internacionales, por regulaciones y las consecuencias epidemiológicas desfavorables.
Sumado a ello, la Casa Blanca consolidó otras iniciativas encaminadas a la disminución de la migración legal hacia Estados Unidos, entre ellas, el cierre unilateral y la suspensión de los servicios en el Consulado de La Habana en 2017, bajo el “espurio pretexto de los ataques sónicos».
También, asumió la eliminación del otorgamiento de las visas de cinco años, con múltiples entradas y salidas al territorio norteño, y resultó obligatorio el viaje a Guyana para la obtención de ese tipo de documentos, por tanto, “prácticamente se inviabilizó el proceso de migración regular”.
Incluso, significó Pujol, la Casa Blanca presionó a terceros estados con el propósito de limitar el acceso de los nacidos en la isla a esos lugares, mediante la exigencia de visas de tránsito, con la singularización de la ciudadanía cubana y la presión de, por ejemplo, eliminar el libre visado.
Asimismo, resaltó que el ciudadano del país caribeño empleaba las vías legales, para ir y retornar, y apreció el alto número de reasentamientos en el escenario nacional, antes de la adopción de esas normas con la llegada al despacho oval del presidente Donald Trump (2017-2021).
El objetivo de esta reducción de opciones autorizadas es la conformación de una campaña politizada, reconoció, aunque, según datos aportados por Estados Unidos y México respecto al total de arribos en la frontera sur y rutas marítimas, el número de cubanos no llega al 10 por ciento del flujo migratorio regional.
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