Así manifestó al intervenir en una conferencia organizada por la Universidad de las Indias Occidentales, en San Agustín, Trinidad y Tobago, el director financiero de la entidad, Ian Durant, quien afirmó que esas variaciones destacan entre los mayores retos de la historia de la humanidad.
Ya no es una hipótesis, sino un hecho que los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo se encuentran entre los más vulnerables al cambio climático, y los del Caribe están especialmente expuestos a fenómenos climáticos más frecuentes e intensos, afirmó.
“El paraíso, tal y como lo conocemos, está gravemente amenazado», advirtió Durant, mientras remarcó las intervenciones del Banco en la zona y abogó por diversas estrategias para salvaguardar el futuro de la región.
Las fuentes financieras sostenibles para la gestión del riesgo de catástrofes, incluido el aumento del acceso a los recursos en condiciones favorables y a los instrumentos específicos, son un imperativo fundamental, consideró.
El desarrollo de la resiliencia también implica un presupuesto y planificación avanzadas, indicó el experto, y añadió que deben implementarse estrategias de gestión del riesgo de catástrofes en el ámbito económico.
Ellas, explicó, pueden incluir cláusulas en los instrumentos de financiación ante emergencias por fenómenos naturales extremos y pandemias, así como la reasignación presupuestaria, el crédito externo, el aumento temporal de los impuestos y la ayuda de los donantes.
En las economías pequeñas y abiertas, en donde los ingresos en divisas son fundamentales para el funcionamiento ordenado, la interrupción y la pérdida prolongada de ingresos erosionan las reservas de divisas, abundó.
El ejecutivo aseveró que el BDC reconoce las afectaciones del cambio climático no sólo a los resultados del crecimiento y a las reservas fiscales y de divisas, sino que también está planteando retos para los mercados laborales y erosionando un stock de capital físico ya frágil.
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