De acuerdo con el comunicado oficial, solo en octubre pasado utilizaron como ruta la selva del Darién 59 mil 773 personas, indicador mensual sin precedentes.
En ese mismo lapso, entre los migrantes- en su mayoría de venezolanos, ecuatorianos y haitianos- 10 mil 918 son menores de edad (18 por ciento), situación denunciada por las autoridades locales y organizaciones como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Según Unicef, este año se ha triplicado el número de menores y adolescentes no acompañados y separados, unos 618 hasta septiembre último, superior a los 205 de todo el 2021.
Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores del país canalero patrocinó al menos dos encuentros en menos de un mes con sus pares de Colombia, Costa Rica y Estados Unidos para analizar la crisis migratoria en la región y encontrar vías que desestimulen ese fenómeno.
La peligrosa jungla de 266 kilómetros en la frontera con Colombia es utilizada hace décadas como vía irregular por ciudadanos procedentes de todo el mundo, que viajan hacia el norteño pais en un negocio ilegal que involucra a bandas del crimen organizado y en medio de peligros de la naturaleza que ponen el riesgo la vida de los caminantes.
De acuerdo con informes del Ministerio de Seguridad, en Panamá los viajeros son atendidos en las llamadas estaciones de recepción migratoria, situadas en regiones limítrofes con Colombia y Costa Rica.
En esos espacios les toman datos biométricos y ofrecen servicios médicos y alimentación, un operativo que implicó gastos de al menos 50 millones de dólares desde el 2020, según la misma fuente.
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