Por Claudia González Corrales
Redacción Norteamérica
A los comicios del pasado 8 de noviembre, en los cuales normalmente sale vencedor el partido de la oposición (en este caso el Republicano) las filas simbolizadas por el color azul llegaron con un alza del costo de la vida para los norteamericanos y con la mayoría de los encuestados pensando que el país iba por el camino equivocado.
La aprobación del mandatario Joe Biden zigzagueaba entre el 41 y el 43 por ciento y los sitios especializados auguraban que el Congreso quedaría teñido de rojo, si los conservadores conquistaban el Senado y la Cámara de Representantes.
Sin embargo, la confirmación del triunfo demócrata en Arizona y en Nevada, y con ello la obtención de 50 escaños de los 100 de la Cámara Alta (Senado), colocó a esa fuerza política en condiciones de, además de retener el hemiciclo, registrar una de las cuatro mejores elecciones intermedias para el partido que controla la Casa Blanca en el último siglo, según un análisis del canal CNN.
Desde 1922 hasta la fecha, hubo tres casos en los que el partido del presidente ganó (o no cedió) asientos en el Senado y perdió menos de 10 escaños en la Cámara de Representantes en la primera mitad del mandato, recordó la televisora.
Dichos “sucesos” ocurrieron en 1934, 1962 y 2002, y fueron considerados logros monumentales para la administración en el poder y grandes excepciones a la regla, pues lo normal es que esta tenga menos asientos en la legislatura bicameral.
Destaca también que al parecer los jefes de Estado que concretaron esa proeza eran populares: Franklin D. Roosevelt, John F. Kennedy y George W. Bush, en ese orden, estos dos últimos con más del 60 por ciento de aprobación.
Los mandatarios demócratas con índices de aprobación equivalentes a los de Biden en su primera mitad de período (Bill Clinton, en 1994, y Barack Obama, en 2010) vieron a su partido perder más de 50 escaños en la Cámara Baja (Cámara de Representantes), al menos cinco en la Alta e igual número de gobernaciones, remarcó el medio de prensa.
SIMPATÍAS AL FRENTE DE LAS URNAS
Para fuentes especializadas varios factores incidieron en las decisiones de los votantes de cara a las urnas, como la calidad de los candidatos, la vinculación con el expresidente Donald Trump (2017-2021), la negación de los resultados de las elecciones de 2020 en los recién llegados a la política y la anulación del derecho constitucional al aborto.
Analistas advirtieron que los republicanos parecían tener un problema de simpatía por los candidatos, reflejado en las encuestas preelectorales, que mostraron cómo los conservadores en las contiendas clave tenían índices negativos y sus contrincantes demócratas resultaban “más queridos”.
El blog de análisis FiveThirtyEight recordó que este año los republicanos nominaron una serie de candidatos sin experiencia al Senado, y dichos aspirantes tienden a tener un desempeño inferior al de los puntos de referencia estatales.
Una valoración del rastreador también reveló que los resultados de las elecciones de mitad de período parecen una reprimenda a la decisión de la Corte Suprema de mayoría conservadora, de eliminar la sentencia Roe contra Wade (que protegía el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo) y la ola de prohibiciones que siguió.
En su opinión, la cuestión pudo movilizar el apoyo de grupos importantes como los jóvenes, en tanto demostró que los estadounidenses no están contentos con la postura extrema sobre el aborto de muchos republicanos, lo que podría impactar en las legislaturas estatales.
En otro orden, FiveThirtyEight proyectó que candidatos que negaron la legitimidad de las elecciones de 2020 ganarían sus carreras, pero la mayor parte de esas victorias fueron de los republicanos en ejercicio, en particular de los miembros del Congreso que votaron para no certificar algunos de los resultados de esos comicios.
No obstante, muchos de quienes hicieron afirmaciones de fraude electoral en el centro de sus campañas no lograron abrirse paso, al igual que la mayoría de los nuevos rostros de la política alineados con la narrativa de Trump, destacó el portal.
De hecho, varios medios subrayaron la impronta negativa del republicano en los sufragios, y en sondeos a boca de urna casi uno de cada tres (es decir, el 28 por ciento de los electores) dijo que su voto fue para enviar un mensaje de oposición al antiguo ocupante del Despacho Oval.
Al parecer, los votantes castigaron a los candidatos republicanos que consideraron demasiado extremistas en temas como el aborto y/o por estar demasiado vinculados a Trump.
¿UN BUEN DÍA PARA ESTADOS UNIDOS?
En una conferencia de prensa el pasado 9 de noviembre, Biden consideró a las recientes elecciones como “un buen día para la democracia” y para Estados Unidos, y destacó cómo los resultados, aunque inconclusos todavía en particular con la Cámara Baja, desafiaron los pronósticos. “Si bien la prensa y los expertos predijeron una gigante ola roja (por una presunta mayoría republicana), no sucedió”, dijo.
El presidente comentó que cualquier merma en el Congreso es difícil, pero sentenció que sus filas perdieron “menos escaños en la Cámara de Representantes que cualquier elección intermedia en los últimos 40 años”.
Mientras sitios especializados conferían a las filas rojas ventajas para dominar ambas cámaras del Congreso, el actual inquilino de la Casa Blanca siempre mostró optimismo, al menos de cara al público.
Como parte de la campaña para los sufragios, el gobernante buscó una consulta ciudadana sobre Trump y centró ataques en los llamados Republicanos MAGA (siglas de Make America Great Again, o Hacer a América Grande Otra Vez, consigna del magnate).
“Las fuerzas de MAGA están decididas a llevar a este país hacia atrás, hacia una América sin derechos a elegir, a la privacidad, al aborto, donde no puedes casarte con quien amas”, aseguró el demócrata en un discurso el pasado septiembre.
En este momento, es probable que los republicanos ganen la Cámara de Representantes por un margen mínimo, quizás con solo 218 escaños de los 435 que estuvieron en disputa este noviembre, y ya expertos atribuyen 212 asientos seguros a los rojos y 204 a los azules.
Eso sería un gran problema para el gobierno federal, ya que los demócratas no tendrían el control total y los republicanos podrían iniciar innumerables investigaciones sobre la conducta de sus adversarios, pero al mismo tiempo sería un gran fracaso para el partido de oposición en un año intermedio con un presidente impopular, a juicio de expertos.
Para Chadwick Matlin, de FiveThirtyEight, los comicios demostraron que todas las encuestas y los pronósticos son realmente irrelevantes al final, y los consideró “una forma de matar el tiempo antes de que llegue el verdadero espectáculo”.
Con la segunda vuelta de las elecciones en Georgia, programada para el próximo 6 de diciembre, los azules podrían aumentar su ventaja en la Cámara Alta, en unos sufragios que, en vez de ser el habitual referendo sobre el partido del presidente, resultaron la elección entre dos organizaciones políticas y sus visiones para Estados Unidos.
arb/dfm/cgc
