El tribunal de Londres, la corte de apelación más alta aquí, desestimó el recurso presentado por los abogados de quien también se desempeñara como presidente de la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe del más universal de los deportes.
Sus defensores alegaron que el proceso de extradición era ilegal, lo cual al ser refutado regresa ahora el caso a la primera instancia de la República, coincidieron distintos expertos en el tema.
Warner impugnó el procedimiento -tras la solicitud de Estados Unidos, el 24 de julio de 2015-, de que enfrentara cargos de fraude electrónico, crimen organizado y lavado de dinero.
Tras la acusación en mayo de ese año, fiscales norteamericanos alegaron que desde 1990 aprovechó su influencia y explotó sus cargos oficiales para beneficio personal.
Entre otras cosas, el exadministrador de fútbol de 79 años está acusado de recibir cinco millones de dólares en sobornos, enviados a través de más de dos docenas de transferencias bancarias separadas, de 10 empresas fantasma diferentes.
Llegaron, según señalamientos, a una cuenta de la Unión de Fútbol del Caribe que controlaba en Republic Bank en Trinidad y Tobago: con motivo de su votación por Rusia como sede de la Copa del Mundo de 2018.
Warner fue uno de los 14 acusados en relación con el plan de 24 años que, según los fiscales, fue diseñado para “enriquecerse a través de la corrupción del fútbol internacional”.
En 2015, la FIFA le prohibió toda actividad relacionada con ese deporte de por vida.
“Sigo teniendo confianza en mi equipo dirigido por el abogado principal de Fyard Hosein, y les he aconsejado que continúen presionando mi caso en las tres etapas restantes de este proceso”, afirmó.
Observo que varias naciones europeas, incluidas Francia y Suiza, latinoamericanas como Brasil, africanas y del Medio Oriente se han negado a extraditar a sus ciudadanos. Trinidad y Tobago es, por lo tanto, un caso atípico, comentó Warner.
Aseguró que no tiene cuenta bancaria ni propiedad en los Estados Unidos ni realizó ningún negocio allí, por lo cual consideró inestimable que un fiscal de distrito de Nueva York pueda iniciar un proceso en su contra basado únicamente en que el dinero pagado pasó a través del sistema bancario estadounidense.
Además, aseveró, es increíble que las denuncias de mala conducta surgidas de una reunión de la FIFA celebrada en Trinidad y Tobago puedan ser procesadas en los Estados Unidos cuando, en este país, no constituye una actividad delictiva, agregó.
Debemos permitir que la ley siga su curso, remarcó el fiscal general Reginald Armor.
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